Antonio Piñero está considerado uno de los mayores expertos internacionales en los Evangelios canónigos y apócrifos. Tal vez el mayor experto en el cristianismo primitivo y uno de los que más han estudiado sobre el « Jesús Histórico »
Por su labor de traducción de los evangelios no canónicos, labor investigadora de los textos y participación en seminarios, Antonio Piñero es uno de los autores más influyentes en el estudio del cristianismo primitivo del siglo I y II En su abordaje de los textos paleocristianos trata de separar la interpretación religiosa y la histórica mediante una metodología filológica histórica. De manera análoga, también aborda los primeros pasos del paleocristianismo tratando de aclarar la evolución de las primeras comunidades de seguidores de Jesús de Nazaret.
En su labor de traductor desde 1983 ha coordinado un proyecto en el que un equipo de especialistas llevaron a cabo la traducción al español de todos los evangelios conocidos, incluyendo los canónicos y los no canónicos. Este proyecto ha implicado, además de la investigación del contexto social y político que rodea su escritura, la traducción íntegra de los textos a partir de las lenguas originales latín, griego, hebreo, siríaco, copto y árabe. Concluye en 2009 cuando se publica un trabajo conteniendo los últimos evangelios apócrifos traducidos. Esta labor de traducción ha sido reconocida como una herramienta de estudio valiosa para los historiadores del inicio del cristianismo.
Uno de los temas recurrentes en sus obras es el estudio de la figura de Jesús de Nazaret. De acuerdo al análisis de los textos en la Judea del siglo I, Piñero defiende la existencia de un Jesús histórico diferenciado del Jesucristo literario en los evangelios. El Jesús histórico, de acuerdo a sus investigaciones, sería un artesano de Galilea y líder religioso con escaso impacto real en vida. Tras su fallecimiento, este sería idealizado y divinizado, dando lugar al Jesucristo celestial y mitológico en los Evangelios y conformando las bases del Jesucristo actual. Así, según Piñero, la gran mayoría de las ideas principales del cristianismo nacieron en un mundo judío mediante un proceso totalmente natural, y con el paso del tiempo el mismo ser humano las calificó de dogmas.
1ª Parte:
2ª Parte: